ZL_DondeNadieOyeMiVoz

Todas las noches, antes de abandonar el Mu- seo de Bellas Artes de Budapest en el que trabajaba de vigi- lante, Lajos pasaba siete religiosos minutos frente a la Mater Dolorosa de Hans Baldung. Le interesaba aquel cuadro por- que estaba seguro de que lo que el pintor alemán había que- rido retratar no era a la madre de Cristo sino a una mujer que acababa de ser víctima de un vampiro. Incluso llegaba a fantasear con que el pintor había sido el vampiro y que a través del cuadro había querido dejar constancia de su fechoría. Lajos imaginaba que detrás de la tela que cubría el blanquísimo cuello de la virgen se escon- día la cicatriz de un par de colmillos. Ninguna mujer podría tener ni la piel tan blanca ni los ojos tan tristes sino fuera la víctima recurrente de un bebedor de sangre. La noche de los asesinatos no fue diferente y Lajos pasó sus minutos de rigor frente al cuadro. Después marcó su Mater Dolorosa 11

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