ZL_DondeNadieOyeMiVoz

también igual que yo. Somos Lajos y Lajos, pero no compartimos nombre porque mientras su Lajos es un Lajos señorial construido con las mismas piedras con las que se levantó el castillo, mi Lajos es un Lajos frá- gil, de segunda mano, un Lajos que muy bien pudiera confundirse con un nombre extranjero del tipo de Jo- nathan o Iker o Lionel. Resumiendo: me llamo Lajos, tengo dieciséis años y soy un arrastramierda. El Kassai pierde muchos más juegos de los que gana. Supongo que por eso mi padre y yo pertenecemos al bando de los tristes. Tantas oscuridades postpartido han ido obstruyendo las arterias de nuestra alma igual que sucede con los fumadores y su corazón. Si eres del Ferencváros y tu equipo gana cada do- mingo y las vitrinas de tu club están llenas de trofeos, tienes motivos para sonreír. Ya no digamos si vives en Barcelona o Madrid o Sevilla y tu equipo gana con re- gularidad y, además, tienes a mano el sol y cervezas re- frescantes y fuentes en las que los perros y los niños se divierten. Si todo eso te rodea entonces, sin duda, serás del bando de los felices. Mi padre y yo y el pobre Andras somos húngaros, de un barrio húmedo y viejo y encima de todo nuestro equipo nunca gana. Somos tristes o por lo menos opacos y eso no está ni bien ni mal. Simplemente es lo que hay. La nuestra es un alma al borde del infarto. 21 I

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