ZL_DondeNadieOyeMiVoz

Otros tendrán un padre común y corriente –abogado, lechero o taxista– y amí me tocó un padremonstruo, pero su monstruosidad es para mí lo corriente y lo común. La prueba de que mi situación no es tan diferente a la de los demás hijos es que Lajos es mi héroe ymi peor enemigo a la vez, igual y como le sucede a la mayoría de mis amigos con respecto a sus padres.Todos mantienen una relación amor-odio que a mí me parece muy familiar. Mi padre corrió detrás de mí sujetando el asiento hasta que se aseguró que yo podría controlar mi bici- cleta sin llantitas de seguridad; me llevó al estadio por primera vez, me compró un uniforme diminuto del K y cuando cumplí doce años, en lugar de explicarme los misterios de la reproducción humana, me contó la his- toria de las abejitas y el polen. Es un padre muy semejante a los demás, con la par- ticularidad de que nunca podrá morir y esa, su segunda más grande preocupación, lo agobia porque dice que ya está aburrido de contemplar la miseria humana. Sin em- bargo la inquietud que de verdad le quita el sueño y que lo hizo engancharse al prozac y al clonazepam, que a mí me prohibió, es el hecho de que yo sí habré de morir. Lajos no puede soportar la idea de mi mortalidad. Él, que ha visto morir a tantos y tantos hombres a su al- rededor, no puede aceptar que su hijo vaya a tener ese destino. Lo trato de tranquilizar diciéndole que a mí la muerte no me importa, que nací junto a ella y que ni 24 Do n d e n a d i e oye m i vo z J u a n Ca r l o s Q u eza d a s

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