A un paso de un mundo perfecto
1. Acerca de Helga, Doris y madame Elena E xtraño. Helga tendría que haber regresado a las dos. Helga era la profesora de Iris que sustituía a la escuela tradicional. Hacía cuatro años había lle- gado a la casa de los Hammer. No había faltado un solo día. Ni siquiera se había enfermado. Cinco días a la semana, en la mañana, a las nueve, muy puntual, tocaba el timbre. Y ahora, repentinamente, ya era el segundo jueves seguido, Helga llegaría a las dos. Solo los jueves. Muy extraño. La madre de Iris, Witta, había sido la primera maestra de la niña. Había estudiado para volverse profesora, pero jamás quiso enseñar, decía que no tenía talento. En efecto, a menudo Witta cambiaba de humor. Algunos días era inestable e impacien- te; otros, dulce, serena y agradable. Durante un año fue ella quien le enseñó a Iris las primeras nociones elementales. La niña había sufrido el doble rol de la 15
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