A un paso de un mundo perfecto
una minúscula llave dorada. Estaba ilustrado con algunas escenas de Hänsel y Gretel , su cuento favo- rito junto con el de Madre Nieve . Iris hizo cuentas: faltaban cinco semanas para su cumpleaños, y le habría encantado tener un diario secreto. Mientras, Witta la había llamado ya dos veces para salir, pero ella ni siquiera se había dado cuenta. —¿De verdad te gusta ese diario, Iris? —Se le acercó madame Elena. —Sí, mucho —respondió ella—. Le voy a pregun- tar a mis papás si pueden regalármelo de cumplea- ños... pero todavía faltan cinco semanas. ¿Será que todavía estará disponible? Madame Elena tomó el diario y lo guardó dentro de un cajón. —Ya está disponible —le dijo, guiñándole el ojo con complicidad—. Si después no te lo compran, estoy segura de que el diario te estará esperando. Ahora sal, Iris. Tu mamá te está buscando. En ese momento entró un cliente y Witta llamó con una voz autoritaria a la niña. Tenían que irse de inmediato. Iris regresó con su mamá, pero no escuchaba los regaños que le caían encima. Pensaba en cómo ma- dame Elena había sido amable con ella. Le hubiera podido al menos dar las gracias, pero, con la prisa, se había olvidado. La próxima vez lo haría, quién sabe cuántas ve- ces habría de regresar a su papelería favorita. 22
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTkzODMz