Nunca jamás
una broma, tu mamá ya viene y se van a casa”. Me puse los auriculares y empezó a sonar la música, mi cabeza comenzó a cantar y mi pie a moverse, no sé por qué me dio vergüenza y la apagué rápido. De la habitación entraron y salieron muchos médi- cos. Pasó un rato, no se cuánto, y salió mi papá con cara de loco: —Perdón, hija, tu mamá se murió. Le hice que sí con la cabeza. Me miró como si no me viera y volvió a entrar y yo seguí ahí esperando. Mirando por la ventana, tomando agua, mirando el celular. Esperando nada. No pude más y me fui al baño. Hice un montón de pis. En el baño me puse a pensar: “¿Por qué me pide perdón mi papá?”. Volví a sentarme justo para ver a un señor con una bata de color azul que golpeaba la puerta del cuarto. Le abrieron y entró. De repente en cámara lenta me cayó la ficha. Mi ca- beza empezó a decir: Se murió. Se murió. S E M U R I Ó. Mi papá y el tío Juan salieron de la habitación. —Papá, ¿con quién se quedó mi mamá? —Con nadie, hija, me pidieron que saliera para pre- pararla mientras vamos a hacer unos trámites a una oficina aquí abajo. 19 O to ñ o
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy MTkzODMz