CYC_AntologiaDePoesiaLatinoamericanaContemporanea_Cruz

JUAN GUSTAVO COBO BORDA 21 Eielson, conocenbien el aporte surrealista. Recordemos queMutis ha traducidoaCésarMoroySánchezPeláezaMagloire-Saint-Aude. Cabe agregar que Sánchez Peláez tuvo contacto con el grupoMan- drágora de Chile en su juventud y admiró a poetas como Rosamel delValleyHumbertoDíazCasanueva, consuspreocupaciones tras- cendentales, apartede su libérrimocaudalmetafórico. Conrespecto a Jaime Sáenz, podemos citar las oportunas palabras que María Julia de Ruschi Crespo, en el volumen colectivo de ensayos, Usos de la imaginación (1984), le dedicó: “El espacio imaginario que nos descubre JaimeSáenz es unmundo intermedio: el ámbitode la vida cotidiana se fisura, se vela conbrumas o se puebla con voces, dando lugar a apariciones, desapariciones, sensaciones de irrealidad y de muerte en abismos de un instante y fugaces encantamientos”. También se hablará sobre la autodestrucción de un hombre a través del alcohol, del descenso a los infiernos, alucinado en la per- secucióndeunsentidoa lavidaque solo leotorga lamuerte. Por ello, Jaime Sáenz dirá: “La catástrofe es bella”. En el caso de Mutis, al igual que sucede con Jaime Sáenz, el ámbito de la tierra caliente es propicio a la destrucción, bien sea la de toda la empresa humana – rielesque seoxidan, trenesque la selva invade–como ladestrucción del hombremismo, tal como sucede en su paradigmático poema El húsar, donde vemos la imagen de un sobreviviente de la epopeya napoleónica cayendo y degradándose en el sopor y lamolicie ame- ricana. Por ello, Mutis ha puesto su fe no solo en los guerreros que crecen ante el peligro o en las dinastías que superan lo individual por designio divino, sino también en la elección de un exilio que le permite recrear su perdido paraíso a su arbitrio, como ha sucedido con sus tierras cafeteras del Tolima, revividas en sus insomnios mexicanos y, por supuesto, en la aparición de Maqroll el gaviero.

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