CYC_AntologiaDePoesiaLatinoamericanaContemporanea_Cruz

JUAN GUSTAVO COBO BORDA 23 América. Ida Vitale formaría parte de una tradición destacada, la que en Uruguay agruparía a María Eugenia Vaz Ferreira, Delmira Agustini y Juana de Ibarborou. Tradición que continuaría luego en Amanda Berenguer, Circe Maia y Marosa de Giorgio. Concentrado, tenso, el poema breve en Ida Vitale ofrece un lo- grado contrapunto entre despojo y música. Entre la mirada a una naturaleza y al canto del sinsonte, con sus variaciones verbales y los espacios cotidianos de una mujer que en la rutina de sus que- haceres se asoma al abismo del poema. Un poema que reconoce sus incapacidades: “Pero luego el capítulo no llegó a ser escrito”; y que también asume la carga de dolor con que la historia política “no se olvida y roe, roe”. Muchos años de exilio, en México, y des- de 1990 en la Universidad de Texas, en Estados Unidos, validan la justa observación de José Miguel Oviedo en su Historia de la literatura hispanoamericana (1995-2001): “Todo es apagado, lento y discreto enVitale: un lamentar estemundo donde la amenaza de la muerte convierte cada minuto que pasa en un acto de costosa sobrevivencia”. Conocedora cabal del taller poético, Fina GarcíaMarruz ha re- creado a Anacreonte, a Keats y a Charles Chaplin, fundiendo una conciencia de pérdida y olvido, con lo “trascendentalista” de una opción religiosa. Todo ello en el aire de Cuba, donde las alegrías sudorosas del verano, con su exultante derroche, son cortadas de repente por un soplo frío, por un golpe de invierno que conturba. No obstante, ella mantiene su fe: “Bella es toda partida”, y vuelve a indagar sobre el huésped que alguna vez tornó más luminosa y mágica las dimensiones de la pobreza, y sus seres, también como nosotros, asustados de la muerte: un sepulturero, una loca en una iglesia. En esas máscaras ella indaga por su verdadero rostro.

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