CYC_AntologiaDePoesiaLatinoamericanaContemporanea_Cruz

JUAN GUSTAVO COBO BORDA 47 en el ensayo, la entrevista y la traducción, siempre en torno de la poesía, le enseñóuna verdad saludable: “Comono fui otro, sueloha- bituarmea loque soy”. Eseaceptar laderrota, nopor lavida, sinopor símismo, le permite reconocer la novedad como relectura, y seguir el itinerario de los que ama, en Europa, paso a paso (el hotel, por ejemplo, dondevivióVallejoenParís). Peroalfinal pidevolveranacer en México, una vez más. No solo, por cierto, el México de la poesía deRamónLópezVelarde, sino el de los colores y las formas, el de los pintores. Así la poesía abre los ojos y al mirar el mundo nos otorga pertenencias y arraigo: “Valle deVelasco en la luz equivalente, color ysolesdeTamayo, ondulacionesdeselvaenelMéxicodeDiego, cala- verasdePosadaengrismordiente, grises terriblesdeJoséClemente Orozco, máscaras de Cuevas en las máscaras que fueron nuestras caras, fauna lascivadeToledo, lluvia, lluvia infinitadeVicenteRojo”. *** También desde La Habana, ReinaMaría Rodríguez dice: “Todavía quiero tener fe ante el escepticismo que también tengo”. Así lo con- signa El hacer poético (2008), el ampliovolumendondeJulioOrtega yMaría Ramírez realizan, mediante entrevistas, un amplísimo re- corridopor lapoesíaviva latinoamericana. Ensus respuestas, Reina MaríaRodríguez señala, desde la terraza del apartamento endonde vive, la creación de un espacio alternativo, donde mide lo que no tiene, en comida, en información, pero a la vez construye su propia morada, de “hijos de diferentes padres”, de volúmenes de escritores que ama–VirginiaWoolf, Paul Celan–de tertulias compartidas yde pérdidas que se acumulan, en voces que se han ido, y ahora residen fuera del país. Pero supoesía, en realidad, recompone esa tela rota a partir de lamemoria de sumadre, costurera infatigable, de aquella

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