CYC_ElNuevoCuentoLatinoamericano_Cara

A propósito de la antología 12 Eso es fácilmente comprobable, no es necesario acudir a las cifras. Pero lo cierto es que nunca se han atrevido del todo a abandonarlo. Por sentimiento de culpa o curiosidad—por las razones que sean— vemos que se siguenpublicando libros de cuentos. Y, lomás impor- tante, se siguen escribiendo: los narradores latinoamericanos no handejado de cultivarlo en los últimos años. Tampoco es necesario citar ilustres ejemplos al respecto. Esta situación, que para algunos resulta alarmante —a mí me parece coyuntural— no deja de tener sus beneficios. Alejadosde laspresiones comerciales, los cuentistas se concentran solo en los problemas formales. Quien se dedica al cuento no busca cosa distinta que enriquecer el género. Enriquecerlo sin desvirtuarlo. Almirar en conjunto los cuentos reunidos en la presente antologíame sorprendo—gratamente—de encontrar enellos todavía laspremisasde losgrandesmaestros fun- dadores: Poe,Maupassant, Chéjov. El cuentocambiaycadacuentis- ta posee un acento particular, irreductible —estamos hablando de arte, por supuesto—perohayunairede familia, unas características comunes: el corte transversal de la realidad, la convicción de que después del punto final la historia secreta seguirá contándose en la imaginación del lector. La novedad es el sesgo personal y algo de espíritu de época. Da- niel Alarcón, un peruano que escribe en inglés, nos recuerda que ahora la frontera latinoamericana se ha ampliado. En su cuento “Ausencia”, habla del extrañamiento de unperuano enNuevaYork, la misma ciudad en la que el colombiano Tomás González —“Las palmas del ghetto ”— narra una sutil historia de amor y traición al interior deunabandadenarcotraficantes. Unpocomás al sur de esa ciudad, en Nueva Orleans, la ecuatoriana Gabriela Alemán devela los insospechados dramas personales y sociales tras el huracánKa- trina. Un huracán parecido al de la cubana Ena Lucía Portela, pero

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