CYC_ElNuevoCuentoLatinoamericano_Cara

Daniel Alarcón 27 En ese momento, aparecieron dos clientes, una mujer joven y su novio. Fredy empezó a hablarles en inglés, con un acento fuer- te pero aceptable, y señaló varios objetos, sugiriendo aretes que combinaban con el tono de piel de la mujer. Ella se probó un par, mientras Fredy le sostenía el espejo y su novio revisaba despreo- cupadamente las fotografías. Wari se preguntaba dónde se habría metido Leah. La mujer se volteó hacia él. —¿Quéopinas?—ledijo,mirandoalternadamenteaWari yFredy. —Muy lindo —dijoWari. —Preciosa —dijo Fredy. —¿De dónde proviene? —preguntó, señalando un lapislázuli. —Del Perú —dijoWari. Fredy le puso cara de pocos amigos. —De los Andes —dijo él. —Trev —llamó ella a su novio—. ¡Es del Perú! ¿No es lindo? Sacó un billete de veinte dólares y Fredy le entregó su vuelto. Envolvió los aretes enpapel de seda y le entregó una de sus tarjetas. Lapareja sealejó, charlando.Wari yFredy sequedaronnuevamente en silencio. Leah volvió y Wari se aseguró de tocarla descuidadamente, como si ello no tuviera mayor importancia. Sentía cómo Fredy los miraba, estudiando cada uno de sus movimientos. “¿Le contaste a Fredy sobre tu exposición?”, le preguntó aWari. Él sacudió la cabeza. “Qué modestia”, dijo Leah, y lo puso al co- rriente de todos los detalles. Para deleite de Wari, ella exageró su importancia y peso. Wari se sintió como un dignatario visitante, alguien famoso. Wari pasó el brazo sobre el hombro de Leah. Ella no lo detuvo. Fredy dijo que se le haría difícil asistir. —Bueno, pero ¿podrías intentarlo?

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