CYC_ElNuevoCuentoLatinoamericano_Cara
Daniel Alarcón 31 Wari golpeó dos veces la puerta de madera. Esto había ocurrido varios años atrás. “Chola”, llamó a la mujer que se convertiría en su esposa. “Chola, ¿estás ahí?”. Pero Elie no estaba. Había dejado la música encendida y con volumen alto para desalentar a los ladrones. Vivía en Madgalena, un ruinoso distrito junto al mar, en un barrio repleto de equipos de música sonando a todo volumen en departamentos desiertos. Chi- quillos de catorce años fumaban huiros, protegiéndolos del viento entreel pulgar yel índice, yvigilabanalertaspor si llegabaun tombo. Jugaban fútbol en la calle y arrojabanpiedras a losmototaxis.Wari volvió a tocar la puerta. “Ha salido”, le dijo alguien desde la calle. Wari ya lo sabía, pero teníamuchas ganas de verla. Quería besarla, abrazarla y contarle sus buenas noticias. Era en aquel entonces una versión más joven y más feliz de sí mismo. My good news, baby : era su primera exposición en una galería de Miraflores. Una inauguración real, con vino y un catálogo, y le habían prometido cobertura de prensa, quizás, incluso, una entre- vista demedia columna en alguna de las revistas del domingo. Eso era lo que quería contarle. Wari golpeó la puerta durante un rato. Tarareaba lamelodía que sonaba dentro del departamento. Sacó papel y lápiz de sumaletín y le dejóunanota, en inglés. Ambos estudiaban inglés enun instituto, Elie con mucho menos entusiasmo que él. El inglés es huachafo, decía ella. Se lamentabapor lamuertedel castellano, por lamodade usar palabras gringas. Era un fenómeno que estaba en todas partes: en la televisión, en los medios impresos, en la radio. En los cafés, sus amigos hablaban así: “Sí, pero así es la gente nice . No tienen ese feeling ”. ¿Para qué estás aprendiendo ese idioma, acomplejado? Querido Wari, dedícate solo a la pintura y todo te irá bien. Ella le
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