CYC_CuentosDeLaCalle_Cruz

Introducción a Cuentos de la calle 22 es ajeno a las fantasías que habitan en la sala, sino que incluso hace parte de ese mundo fantástico: el mundo externo que irrumpe en el teatro es la calle. El primer párrafo está dedicado a la calle: el bus, la avenidaCara- cas, la fachadadel cine, el avisoy, lomás importante, la limosnerayel perro. Estos sevuelvenunaobsesiónparael protagonista, quepiensa constantemente en ellos; ellos personifican la calle, son la esencia de lamisma y la reminiscencia de esemundo exterior en el teatro. La calle irrumpe en “la cueva deMontesinos”, en el teatro, como sombras (de algunamanera, platónicas): “Antes de los cortos, usted puede ver sobre el telón en blanco la sombra del perro, la del largo brazo de la anciana limosnera, la de quienes hacen fila, la sombra de los que pasan a toda marcha y la de los que van entrando. Es en esto en lo que pensará cuando salga del teatro (…)”. No es la ancia- na, ni el perro, ni la calle lo que permanecerá en la memoria del personaje, sino las sombras que irrumpen en el espacio cerrado: es la calle en el teatro. Al salir, el personaje pisa al perro de la anciana ciega, que se encuentra en el umbral del teatro. Ellos son la calle, los que han irrumpido en el espacio cerrado. El cuento termina en la callenocturna conuna introspeccióndel personaje. Él sigue recordando las sombras en el telón que irrum- pen en la cueva y esa evocación lo llevará a la reflexión final, a la transformación de la calle que se ha interiorizado y se ha alterado indefectiblemente.

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