ZL_LaLluviaSabePorqué
16 pusieran las cosas; ella se sacudía, volteaba a ver a su hijo, sonreía y le decía: “No es tan grave, vas a ver que salimos de esta”. Pero aquel día, cuando se despedían, él se dio cuenta de que por primera vez su madre estaba fingiendo la sonrisa, los labios y la barbilla le temblaban, y la mi- rada era como una nube gris a punto de desplomarse. —Anda, regálame un beso y una sonrisa —le dijo Alba. Y Antonio tuvo que fingir también. Se mordió el labio inferior. Se dejó abrazar, se dejó besar, y luego vio al taxi partir. No lloró. Ahí no. Era un hombrecito. Esamisma tarde, con un nudo en la garganta, se lanzó al agua en la clase de natación, y durante diez minutos nadó con todas sus fuerzas, con todo su dolor. Cuando salió de la piscina un compañero le dijo: “Tienes los ojos rojos”. Y Antonio mintió: “Es por el cloro”. El agua dejó de ser la razón de sus miedos y se convirtió en su desa- fío permanente para reaccionar cuando perdía el piso. A veces se exigía a sí mismo cruzar la piscina sin sacar la cabeza para tomar aire, llevaba sus pulmones al límite solo para demostrarse cuánto era capaz de resistir. Otras veces lloraba en el agua, como cuando se llora debajo de la ducha, y sus lágrimas escapaban sin que nadie pudiera descubrir su fragilidad. La l l u v i a s a b e p o r q u é Ma r í a Fe r n an d a He re d i a
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