TA_LasMaletasDeAuschwitz

Hitler perdió la guerra en 1945. Ahora bien, a pe­ sar de que no fueron exterminados todos los judíos, se calcula que murieron más de seis millones (un tercio de los judíos de Europa). Además de ellos, los nazis hicieron perecer en los campos de concentra­ ción a otras diferentes categorías de personas: ho­ mosexuales, gitanos, minusválidos, prisioneros de guerra, opositores políticos… No hay una cifra exac­ ta, pero en cualquier caso se trata de millones de personas, entre siete y once, lo que da un total que oscila, por tanto, entre los trece y los diecisiete mi­ llones. De estas personas han quedado los objetos que cuentan su vida pasada: peines, zapatos, ollas, guitarras, juegos, plumas, diarios, camisetas, muñe­ cas, violines, cabellos, sombreros, ropa, brochas… Cuando te encuentras en Auschwitz ante ese cris­ tal mirando las maletas abandonadas, casi esperas oír las voces, las carcajadas, ver los rostros de los ni­ ños. En ciertas ocasiones no hace falta conocer a las personas para sentir su falta; basta con un nombre escrito sobre la maleta de un extraño que partió en un tren para desaparecer. Detrás de ese cristal, me ha acontecido oír las vo­ ces de Carlo, Hannah, Jacob, Dawid, Émeline… Al principio eran voces desconocidas y parecían todas iguales. Sin embargo, aguzando el oído, he aprendi­ do a distinguirlas y ahora ya no me son extrañas. Me gustaría quitar el cristal, abrir las maletas con los nombres y buscar la esperanza que ha quedado 18

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