TAZ_PorCulpaDeUnaS

Capítulo primero La olimpiada gemela que se convirtió en guerra L a fiesta era a las tres de la tarde. Desde las dos estábamos bañados y vestidos. Éramos ocho de familia, pero en realidad pare- cíamos cuatro. Mi padre y su hermano, el tío Aloy, llevaban pantalón café, camisa blanca y chaleco a cuadros. Mi madre y su hermana, la tía Dalia, un juego de falda y blusa en tonos azul celeste y mar de in- vierno. Manuel y yo, un conjunto de short y ca- misa verde olivo regalo de nuestras abuelas. A todos, sin excepción, nos colgaba en la solapa un prendedor de plata con el motivo de los gemelos. La tía abuela Amalia y la abuela Amelia fue- ron las que más se hicieron esperar, pero, a 21

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