TAZ_PorCulpaDeUnaS

trampa, ahora cuando la abuela Amelia regrese de la cocina no sabrá cómo arreglárselas. Se lo diré a papá. —Quieto, Manuel. Este es un asunto de las abuelas. Un rato después el reloj dio seis cucos. Las dos fichas involucradas por la tía abuela habían hecho ocho intentos de despedirse, ano- tándose cada contrincante cuatro obstáculos de cuatro puntos, que sumaban, por primera vez en una olimpiada, un total de veintiséis puntos. —Las fichas están desesperadas por irse, Amalia, no compliques las cosas. Es un empate decoroso. —Te equivocas, Amelia. Las fichas seguirán ju- gando el tiempo que sea necesario. —Pero es que están agotados todos los temas sustanciosos que se pueden tratar en un juego como este… —Abuela Amelia tenía razón, en un final, lo importante era jugar y pasarla de maravilla sin que las fichas se sintieran mal en nuestra casa. —Te aseguro que aún nos queda al menos un tema que se tornará verdaderamente interesante. 30

RkJQdWJsaXNoZXIy MTkzODMz