TAZ_PorCulpaDeUnaS
tía abuela unos segundos y salió al campo de batalla. Las fichas, demacradas, casi azules de fati- ga, se apresuraron a darle la razón a la abuela Amelia creyendo que era la tía abuela Amalia. Hicieron una escueta y rápida explicación sobre la necesidad de defender a todo costo la condi- ción de gemelos, aun cuando se tratara de dise- ños defectuosos de rabitos de ese sobre tortas de cumpleaños y, sin más, suplicaron que se les disculpara porque ya era muy tarde y no les agradaba regresar tan de noche a casa. —Por supuesto, no faltaba más. Pero a Amelia le gustará que se despidan de ella… ¡Amelia…! —La abuela se llamó a sí misma para que la tía abuela viniera a despedirse y dejar, definitiva- mente, en paz a las fichas. Con esta maniobra, la abuela Amelia ter- minaba con treinta puntos y la tía abuela con veintiséis. No solo perdía con cuatro puntos de desventaja sino que, al tener que despedirse como si fuera la abuela Amelia, perdía la opor- tunidad de retener a las fichas y, por tanto, de ganar puntos de obstáculo. 35
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