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32 Literatura - Teoría literaria La narrativa medieval Con los cantares de gesta y las juglarías se originó la literatura de valientes caba- lleros y sus batallas contra seres mitológicos. Ese ideal de caballero con arraiga- dos principios morales dio lugar a la prosa didáctica . La prosa didáctica Se centró en las hagiografías , la fe cristiana y las situaciones cotidianas, con un fin moralista y didáctico. Los cuentos , los apólogos y las fábulas fueron los re- latos predilectos para transmitir las enseñanzas religiosas y las buenas costum- bres . Las obras más representativas de la prosa didáctica son: Enseñanzas y buenas costumbres transmitidas a través de cuentos. Relatos narrados por diferentes personajes. Situaciones cotidianas con fines moralistas. Prevalecían los principios morales y los valores religiosos. Cada cuento deja una enseñanza moral. Waterhouse, John William. Un cuento del Decamerón . 1916. Galería de arte Lady Lever, Port Sunlight, Inglaterra. ¿Has escuchado el refrán “A cada santo se le debe una vela”? ¿Conoces la historia de algún santo? Las narraciones sobre la vida de los santos de la Iglesia cristiana se llaman hagiografías . Selecciona un santo y consulta su hagiografía. Elabora una ficha con hechos relevantes de su vida. ¿Para qué crees que se usan las hagiografías? Vocabulario académico El Decamerón, de Giovanni Bocaccio, narra la historia de tres caballeros y siete damas que huyen de la peste negra y se refugian en una casa de campo, en la que se reúnen a contar historias cotidianas durante diez días. Los Cuentos de Canterbury , de Geoffrey Chaucer, son una colección de relatos ingleses con un hilo temático similar al Decamerón , pero con personajes de la clase media y una peregrinación a caballo de la que no se da muchos detalles. Kalila y Dimna , la versión española de las fábulas del Panchatantra indio, son relatos contados por diferentes personajes que van apareciendo y que, generalmente, son animales. Lee un aparte del Decamerón y revisa los elementos de la prosa didáctica. Primera jornada. Novela tercera —Señor mío, la cuestión que me proponéis es fina, y para poder deciros lo que pienso de ella, querría contaros el cuentecillo que vais a oír. Si no me equivoco, me acuerdo de haber oído decir muchas veces que hubo una vez un hombre grande y rico que, entre las otras joyas más caras que tenía en su tesoro, tenía un anillo bellísimo y precioso al que, queriendo hace honor por su valor y su belleza y de- jarlo perpetuamente a sus descendientes, ordenó que aquel de sus hijos a quien, habiéndoselo dejado él, le fuese encontrado aquel anillo, que se entendiese que él era su heredero y debiese ser por todos los demás honrado y reverenciado como a mayorazgo, ya que a quien fue dejado por este, guardó el mismo orden con sus descendientes e hizo tal como había hecho su predecesor. Y, en resumen, este ani- llo anduvo de mano en mano de muchos sucesores y últimamente llegó a las ma- nos de uno que tenía tres hijos hermosos y virtuosos y muy obedientes al padre, por lo que amaba a los tres por igual. Y los jóvenes, que conocían la costumbre del anillo, deseoso cada uno de ser el más honrado entre los suyos, cada uno por sí, como mejor sabían, rogaban al padre, que era ya viejo, que cuando sintiese llegar la muerte, a él le dejase el anillo. El honrado hombre, que por igual amaba a todos, no sabía él mismo elegir a cuál debiese dejárselo y pensó, habiéndoselo prometido a todos, en satisfacer a los tres: y secretamente a un buen orfebre le encargó otros dos, los cuales fueron tan seme- jantes al primero que el mismo que los había hecho hacer apenas distinguía cuál fuese el verdadero; y sintiendo llegar la muerte, secretamente dio el suyo a cada uno de sus hijos, los cuales, después de la muerte del padre, queriendo cada uno pose- sionarse de la herencia y el honor, y negándoselo el uno al otro, como testimonio de hacerlo con todo derecho, cada uno mostró su anillo. Y encontrados los anillos tan iguales el uno al otro que cuál fuese el verdadero no sabía distinguirse, se quedó pendiente la cuestión de quién fuese el verdadero heredero del padre, y sigue pen- diente todavía. (...) Bocaccio, Giovanni. (1999). Cuentos del Decamerón . Bogotá: Folio. Para comprender. ¿Por qué la prosa didáctica presenta una cadena de historias contadas por diferentes personajes? Respuesta al final del libro.

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