TA_CupidoEsUnMurciélago
16 sufrido ese fenómeno «hereditario» que padecemos quienes tenemos uno o varios hermanos mayo- res. En mi caso, he pasado la vida entera usando la ropa que a mi hermano José le iba quedando chica. Cuando eso ocurría mamá aparecía con esa senten- cia que yo odiaba: «Pero si esto todavía está nuevo, vamos, Javier, pruébatelo para ver cómo te queda». Entonces yo me probaba un pantalón larguísimo o una camisa que me llegaba hasta las rodillas mien- tras mamá, acomodando alfileres por todas partes, decía: «Si subimos unos centímetros de este do- bladillo y ponemos por aquí una costurita, quedará perfecto». Y no quedaba perfecto, porque a mí no me gustaba usar la ropa de José… pero nuevamente perdía por ser minoría. Mi hermano y yo hemos tenido, desde siempre, las rodillas en diferentes posiciones. No me refiero a que somos un par de fenómenos que nacimos con las rodillas junto a las orejas y un par de antenas en la frente; lo que quiero decir es que cuando José tenía 10 años las marcas que sus rodillas dejaban en los pantalones nunca fueron las mismas que yo dejé a esa edad. A él eso no le importaba, claro, pero a mí sí, porque yo era el que heredaba su ropa y lucía totalmente desproporcionado cuando las marcas del desgaste de la tela en sus rodillas a mí me quedaban demasiado cerca de los pies. José es más alto que yo, él tiene 15 y se cree el clon de Schwarzenegger, pero la abuelame dice que no debo preocuparme, porque un día yo también
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