TA_CupidoEsUnMurciélago
18 creceré y seré mucho más alto que José. Yo siem- pre he creído en la abuela y sé que ella nunca se equivoca. Un día mediré dos metros y tendré las rodillas mucho más arriba que las de José. Ahí lo quiero ver. Afortunadamente en esta ocasión no hereda- ré su uniforme. José consiguió que mis padres lo inscribieran en un colegio diferente al mío, un co- legio «musical» de aquellos en los que, además de enseñarle Ciencias y Lenguaje, le dan unas clases de violín y guitarra clásica. Con eso está asegurado que José se convertirá en un concertista y que mis padres seguirán presumiendo en casa cada vez que hay invitados: —Vamos, José, toca el violín para el tío Carlitos. José alucina con su público. Yo… bostezo. 2 El primer día en un colegio nuevo es siempre una pesadez. Tienes que permanecer varias horas con chicos y chicas que hablan entre ellos, que cuentan lo bien que la pasaron en las vacaciones, que traen fotografías de los lugares que visitaron, y que te miran como si fueras un bicho que se ha escapado del laboratorio de Biología. Cuando eres «nuevo» nada te quita la sensación horrible de ser algo parecido a un extraterrestre. Te sientes solo, muy solo. Si nadie rompe el hielo
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