TA_CupidoEsUnMurciélago

34 —Nada serio, un golpe… cuando estaba cerca de la cancha de fútbol. —¿Y te duele mucho? —Nnnnno, tengo buena resistencia ante el do- lor, la enfermera me dijo que el golpe fue muy, pero muy fuerte, y que le sorprendía que yo estuviera tan tranquilo. Ya en aquel momento tenía claro que podría inventar una historia asombrosa alrededor de mi accidentada nariz. Al parecer no había testigos del portazo que esa niña me había dado. —¿Te diste de golpes con el culpable? —pregun- tó un chico de la primera fila. —No, fue un pelotazo fantasma. Alguien desde la cancha de fútbol que estaba al otro lado de la pared dio una patada tan fuerte que el balón atravesó has- ta el corredor por el que yo caminaba y me golpeó. —¿Solo un pelotazo? Me di cuenta de que incluir un balón en el acci- dente podía ser poco atractivo, necesitaba que esto luciera más aparatoso y complicado. —Bueno, fue un pelotazo tan fuerte… qué sé yo, debía de venir a 200 kilómetros por hora, que tras el impacto caí y rodé por las escaleras que están junto al pasillo. —¿Y qué hiciste en ese momento? ¿Te desma- yaste? —No, continué caminando como si nada. En realidad, como ya dije, soy muy resistente al dolor. Unos metros más allá me di cuenta de que sangraba.

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